lunes, 30 de abril de 2012

3. La sociedad de consumo

El homo sapiens está presente en el planeta desde hace 50.000 años. Durante este tiempo las generaciones se sucedieron sin que tuviesen otro medio de subsistencia que la caza y la recolección. Luego tuvo lugar la revolución del Neolítico, que proporcionó la invención de la agricultura y la ganadería. Pero nada se compara al salto tecnológico que se produce en Europa en los últimos siglos de la edad media, y alcanzó su punto en el siglo XIX con la revolución industrial.
Los europeos estamos sometidos a condiciones geoclimáticas semejantes a las de otros muchos lugares del planeta.

La ideología capitalista puede resumirse en una sola frase: por mucho dinero que gane siempre querré ganar más. El ser humano agudiza el ingenio solo cuando la necesitad le obliga a ello. Durante miles de años vivía de la caza y la recolección porque no se vio obligado a nada más. Sin embargo en Europa occidental, conseguir muchas riquezas se convirtió en una necesidad tan fuerte como la alimentación. Quienes sentían esa necesidad eran mercaderes que tenían que vender sus productos para satisfacerla, y para ello tenían que inspirar nuevas necesidades en el resto de la población: necesidad de vestir ropas más lujosa, de alimentarse mejor, etc...


Fue esta la espiral que facilitó la revolución industrial y el advenimiento de la sociedad de consumo.
el capitalismo ha transformado el mundo. Es el punto de partida de nuestro bienestar material, de la democracia, del estado de derecho y de la justicia que hacen avanzar los países occidentales. Pero también supone la causa de la sobreexplotación del planeta.

3.1 ¿Desarrollo sostenido o desarrollo sostenible?


El cambio climático, la extinción de algunas especies preocupan tanto a los políticos como a los ciudadanos. Son muchas las voces que alarman sobre el destino de nuestro futuro y de la necesidad de tomar medidas con respecto a los modelos de desarrollo que dirigen nuestra sociedad. Se podrá discutir si estas posturas resultan o no exageradas, pero lo que no cabe duda es de que empezamos a tomar conciencia de los problemas a los que nos ha conducido la moderna economía de mercado.

Toda esta propuesta de desarrollo sostenible pasa por no renunciar a buena parte de nuestras comodidades, pero ello plantea serias dificultades: ¿ Cómo hacerlo sin que nuestra frágil economía de mercado basada en el consumo desaforado se hunda? Ese es el reto que nos enfrentamos en este nuevo siglo.

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